sábado, 31 de marzo de 2012

ESTUDIO FENOMENOLÓGICO DEL FUEGO

Una  visión de la transformación de las sustancias vista desde Heráclito.

¿Por qué considero el fuego como el principio de las cosas?

Diego Rativa 11-02 Colegio Francisco de Paula Santander IED
Grupo de ciencias: Maestros de la ciencia 
Linea de Investigación: Historia de las ciencias J.T.
Docente encargado: Armando Herrera Químico U.N.



Desde la aparición del hombre, uno de los logros más importantes fue manipular EL FUEGO  (uno de los cuatro elementos de la naturaleza según los aristotélicos) .
El fuego le permitió al hombre acceder a  un sol nocturno, ver en la oscuridad,  “tu no me conoces tal cual soy hasta que no me vuelva visible para ti”.
Como principio transformador, le permitió relacionar los  opuestos, (por ejemplo la vida y la muerte); no solo destruye y arrasa campos enteros convirtiéndolos en cenizas, también, genera vida de aquello que se creía muerto. Podría pensar que el fuego es una especie de limpiador natural, el cual despeja el camino y crea un mundo nuevo desde las cenizas “la vida es una constante de pensamientos que dan inicio a nuevas ideas y esas ideas nos permiten construir una nueva historia.”  El  inicio tiende a un final, existe un proceso para cada cosa, igualmente, el fuego debe tener un inicio y de hecho un final, pero lo interesante del fuego es que puede resurgir, de hecho lo hace en diversas situaciones de la vida.
Con el pasar del tiempo han surgido nuevos avances científicos, el hombre ha tratado de remplazar el fuego; esto lo podemos notar en la cotidianeidad,  actualmente utilizamos hornos microondas o halógenos para calentar o cocinar la comida, dejando a un lado el fuego proveniente de la estufa tradicional y de los combustibles como propano, al comparar los alimentos que sufrieron la cocción vemos que se ha logrado casi el mismo efecto en ambos casos; sin embargo a pesar de todos estos intentos, aún no hemos logrado controlar, el poder arrasador que tiene el fuego y su poder de transformar y revivificar la esencia de las cosas.  A diferencia de los objetos creados por el hombre los cuales necesitan un mecanismo para funcionar, el fuego no ha sido creado  por el hombre, tal ves el fenómeno fue observado y de alguna manera manipulado y hasta cierto punto controlado, más creo que es imposible crear un principio  que de la tierra busca el cielo, una esencia transformadora que vence la gravedad misma, ahora entiendo como Heráclito vio en el Fuego el origen de todas las cosas.
Sin embargo, este  principio puede considerarse como algo fundamental en nuestras vidas; sin darnos cuenta, nos ha acompañado a lo largo de nuestra historia; hoy en día, prender un fósforo o un bricket son asuntos simples, pero nadie se percata del fenómeno; el fuego, aunque prevalece en los siglos nos parece algo muy del común y por lo tanto pasa desapercibido.
“Las cosas son y no son, el fuego es uno  más no son iguales los métodos de generarlo”.
Existen diversas reacciones que liberan fuego, por ejemplo potasio en agua, permanganato de potasio y glicerina entre otras; algunas veces el fuego se extingue de inmediato y otras prevalece por más tiempo. Este comportamiento, nos demuestra que para que el fuego prevalezca es necesario un  combustible.
Para finalizar, después de la reflexión en torno al fenómeno,   veo al fuego como algo que ha existido desde el inicio del universo, que constituía para el hombre la imagen de sol artificial, permitiéndole  que las cosas se hicieran visibles en la oscuridad.
Veo el fuego asociado al concepto de vida y muerte, visto desde el calor  corporal, desde la vida misma. Cada ser muere  a medida que se extingue su fuego vital.
Veo como el fuego alcanza su máximo resplandor, en las mentes de los hombres que aun ven el fuego como un objeto de estudio.
Sin embargo, en las condiciones de reduccionismo y alienación, es factible que este principio como fue llamado por Heráclito no sea más que una ilusión, para aquellos que aún no han descubierto su fuego interior.



lunes, 12 de marzo de 2012

EL LECHO DE PROCUSTO


En la mitología griegaProcusto ( ‘estirador’), también llamado Damastes (‘avasallador’ o ‘controlador’),Polipemón (‘muchos daños’) y Procoptas, era un hermoso bandido y posadero del Ática  
Procusto tenía su casa en las colinas, donde ofrecía posada al viajero solitario. Allí lo invitaba a tumbarse en una cama de hierro donde, mientras el viajero dormía, lo amordazaba y ataba a las cuatro esquinas del lecho. Si la víctima era alta, Procusto la acostaba en una cama corta y procedía a serrar las partes de su cuerpo que sobresalían: los pies y las manos o la cabeza. Si por el contrario era más baja, la invitaba a acostarse en una cama larga, donde también la maniataba y descoyuntaba a martillazos hasta estirarla (de aquí viene su nombre). Según otras versiones, nadie coincidía jamás con el tamaño de la cama porque ésta era secretamente regulable: Procusto la alargaba o acortaba a voluntad antes de la llegada de sus víctimas.

En la actualidad, algunos autores, relacionan este relato mitológico con la preocupación de que la escuela sea hoy, como un moderno “lecho de Procusto”. Una institución que obliga a los alumnos y alumnas a acomodarse a sus dimensiones, a plegarse a sus exigencias, a ajustarse a sus normas. La escuela sería una horma que da forma a la peculiaridad de cada uno de los que ingresan en ella. En lugar de acomodar las estructuras a las personas, adapta a las personas a las estructuras. En lugar de escuchar y aceptar las demandas que le plantean, les impone sus esquemas y sus objetivos (Santos Guerra, 2004).lecho

Por tal razón el grupo de ciencias Naturales y Sociales del Francisco de Paula Santander IED quiere a partir de nuestras diferencias, de las culturas híbridas que hay detrás de cada uno de nosotros, crear una escuela capaz de romper este lecho, una escuela que enseñe a cada individuo a respetar la diferencia y a no negar al otro