lunes, 12 de marzo de 2012

EL LECHO DE PROCUSTO


En la mitología griegaProcusto ( ‘estirador’), también llamado Damastes (‘avasallador’ o ‘controlador’),Polipemón (‘muchos daños’) y Procoptas, era un hermoso bandido y posadero del Ática  
Procusto tenía su casa en las colinas, donde ofrecía posada al viajero solitario. Allí lo invitaba a tumbarse en una cama de hierro donde, mientras el viajero dormía, lo amordazaba y ataba a las cuatro esquinas del lecho. Si la víctima era alta, Procusto la acostaba en una cama corta y procedía a serrar las partes de su cuerpo que sobresalían: los pies y las manos o la cabeza. Si por el contrario era más baja, la invitaba a acostarse en una cama larga, donde también la maniataba y descoyuntaba a martillazos hasta estirarla (de aquí viene su nombre). Según otras versiones, nadie coincidía jamás con el tamaño de la cama porque ésta era secretamente regulable: Procusto la alargaba o acortaba a voluntad antes de la llegada de sus víctimas.

En la actualidad, algunos autores, relacionan este relato mitológico con la preocupación de que la escuela sea hoy, como un moderno “lecho de Procusto”. Una institución que obliga a los alumnos y alumnas a acomodarse a sus dimensiones, a plegarse a sus exigencias, a ajustarse a sus normas. La escuela sería una horma que da forma a la peculiaridad de cada uno de los que ingresan en ella. En lugar de acomodar las estructuras a las personas, adapta a las personas a las estructuras. En lugar de escuchar y aceptar las demandas que le plantean, les impone sus esquemas y sus objetivos (Santos Guerra, 2004).lecho

Por tal razón el grupo de ciencias Naturales y Sociales del Francisco de Paula Santander IED quiere a partir de nuestras diferencias, de las culturas híbridas que hay detrás de cada uno de nosotros, crear una escuela capaz de romper este lecho, una escuela que enseñe a cada individuo a respetar la diferencia y a no negar al otro 

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